Existen palabras que son poderosas, por ejemplo decir un “te amo”, “gracias”, cuando tu dices estas palabras las personas se sienten llenas y plenas, se sienten bien como debiste sentirte tu cuando te las dijeron. Pero así como hay palabras poderosas para bendecir, para animar, para levantar; también hay palabras peligrosas que pueden destruir una vida.
En la vida y en los negocios no es lo que tú sabes lo que realmente importa. Es lo que haces con lo que sabes. Es la acción que tu tomas para moverte en la dirección de tus objetivos y alcanzar tus sueños. La próxima vez que estés a punto de pronunciar palabras destructivas, toma una pausa por un momento y piensa que puedes aprender de lo que sucede en ese instante, no te cierres a nuevas realidades, posibilidades y oportunidades. Cuando vives en una actitud de aprendizaje puedes ayudar a la gente que te rodea y expandir tu capacidad de acción, puedes moverte a otros niveles. Aprender es tener la competencia de producir resultados distintos y efectivos.