Cuando nos llegan los
momentos difíciles, en los cuales desesperamos y pensamos que no hay salida, no hay
solución, que lo que estamos pasando es lo peor del mundo, que la vida se nos acabo que ya no se puede solucionar y que todo lo que hemos hecho ha sido en vano; déjame decirte que las cosas no son realmente como
piensas, nosotros como humanos tenemos un solo modo de ver las cosas y ese modo es
egoísta ,pensamos solo en lo que para nosotros es nuestro bienestar; pero Dios que es sobre todo, sabe el fin desde el principio y sabe como son mejores las cosas. Tu puedes estar pasando por una
mala situación, pero no sabes el final de eso, solo presta
atención a estos
pensamientos, sobre lo que son los
problemas:
LOS QUE PREDICEN: Ayudan a moldear nuestro futuro.
LOS QUE RECUERDAN: No somos suficientes. Necesitamos que Dios y los demás nos ayuden.
SON OPORTUNIDADES: Nos sacan de la rutina y nos hacen pensar creativamente.
SON BENDICIONES: Nos abren puertas por las que, por lo general, no hubiéramos pasado.
SON LECCIONES: Cada nuevo reto será un maestro para nosotros.
ESTÁN EN TODAS PARTES: Ningún lugar o persona está excluido de ellos.
SON MENSAJES: Nos advierten sobre desastres potenciales.
SON SOLUCIONABLES: Ningún problema es sin solución.
Los
problemas son puertas que se abren para llevarnos a nuevas
experiencias siempre y cuando no dejemos que el
resentimiento, la frustración y el desespero se apoderen de nuestro
corazón. Los
problemas de la vida son los obstáculos que pueden desarrollar los músculos del alma y el entrenador en todos esos ejercicios es el Señor, quién nunca nos dejará ni nos desamparará hasta que vea terminado su propósito en nosotros.
Dios nunca nos falla, todo lo que sucede es con un propósito en tu
vida, no pienses que nada tiene
solución, recuerda solo es cuestión de
tiempo y fe. Espera en Dios y aprende de todo lo que te suceda sea bueno o malo ( en apariencia), esa es la clave de la
felicidad.