He aquí algunas sugerencias del doctor Nsouli al respecto:
• Suspenda durante una semana el alimento sospechoso. Lo más lógico es comenzar con uno de los culpables más comunes: la leche y sus derivados, los productos de trigo o maíz.
• Lea con atención las etiquetas de los productos para descubrir la presencia de esos alimentos. Por ejemplo, es muy común encontrar en los alimentos procesados componentes como la caseína de la leche, el gluten de trigo y los edulcorantes de maíz (jarabes de maíz).
• Durante esa semana, fíjese bien si se siente mejor: por ejemplo, si la diarrea- o los dolores de cabeza disminuyen. Si es así, el siguiente paso es confirmar sus sospechas.
• Para demostrar la culpabilidad de determinado alimento, necesita una “prueba de provocación”. Durante una semana, consuma grandes cantidades del alimento que había estado evitando. Si son productos lácteos, consuma leche baja en grasa, yogur y requesón dos o tres veces al día. Si es el maíz, coma mucha mazorca, hojuelas de maíz, tortillas, pan de maíz y frituras de maíz. Si es el trigo, coma pan, cereales de trigo y pasta. Observe si se siente peor y si vuelve a tener síntomas como dolor, fatiga o malestar abdominal. Si es así, ese alimento tiene en parte la culpa, recuerde que el síntoma puede tardar dos o tres días en aparecer.
Repita el proceso, concentrándose en distintos alimentos de alto riesgo, principalmente el trigo, la leche, el maíz, la soya y los huevos.
Claro está que también puede consultar a un médico especialista en alergias a los alimentos. Lo más probable es que le soliciten exámenes de rutina, entre ellos pruebas cutáneas o una prueba sanguínea denominada RAST, para detectar la presencia de inmunorreacciones.
Estos análisis sirven para identificar los signos iniciales de la alergia a los alimentos, pero no son infalibles. Pueden pasar por alto ciertas intolerancias y arrojar resultados falsos acerca de otras.
El doctor Nsouli insiste en que la única prueba que realmente cuenta es eliminar el alimento de la dieta y luego agregarlo de nuevo, para ver si es la causa del problema.
Esa es la única prueba real, incluso para los alergistas, dice si usted es en realidad alérgico o sensible a determinado alimento que le amarga la vida, con sólo evitarlo se curará instantáneamente.