Dios comprende tanto el que el ser humano se enoje que no le prohíbe el enojo, simplemente prohíbe que el enojo se transforme en ira y que esta lleve a realizar actos malos (“Airaos, pero no pequéis” (Efesios 4, 26)). Lo importante es cómo procesamos lo que nos provoca enojo.
Sabes que cuando te enojas frecuentemente y por cualquier cosa (aun pequeña) es un indicador de que dentro de ti hay alguna porción de inseguridad. Los que son fácilmente ofendidos y muy susceptibles son, en la mayoría de los casos, personas inseguras. Esta persona espera ser tratado mal, porque en el fondo uno se siente mal con uno mismo. Cuando realmente nos tratan mal, eso provoca un enojo y una ira tan grandes, porque lo que se temía fue confirmado, al menos en la mente de uno mismo.
El tener la autoestima alta y equilibrada es primordial en lo que al salir adelante se refiere, pues como pienses así actuaras.
La realidad es que la mayoría de la gente realmente no se quiere a sí misma y no tiene una buena opinión de sí misma, este es un gran problema.
Si no nos llevamos bien con nosotros mismos, no nos llevaremos bien con las demás personas. Cuando uno se rechaza a sí mismo, siempre sentirá que los otros también le rechazan. La autoimagen que tenemos, es como la fotografía interna de lo que llevamos dentro. Cuando lo que vemos adentro de nosotros mismos no es sano, sufriremos miedos, ansiedades e inseguridades. Sufriremos en nuestra mente, en nuestras emociones, en nuestro cuerpo, en nuestra vida social y en nuestra vida espiritual.
Si eres de los que tienen una baja autoestima y deseas subirla y equilibrarla debes de:
Nunca subestimarse ni desechar tus capacidades.
Nunca menospreciarse. No critiques ni digas cosas negativas e hirientes.
Nunca se descarte. Mientras esté vivo(a) será parte activa del juego y en cualquier momento podrá recibir el cambio que necesite.
Jamás utilice su raza, color, estatura, falta de educación o antecedentes como excusas.
Jamás utilice su edad como una excusa para no ir tras el triunfo. Nunca es tarde para ser lo que se pudo haber sido.
Jamás utilice sus circunstancias como excusas. La lucha, el esfuerzo, las exigencias y negarse a aceptar la derrota ante circunstancias difíciles, crean las cualidades que llevan a la victoria.
Una autoestima sana es aquella que se capaz de hacernos luchar por cambiar las circunstancias en lugar de huir de ellas.